LOS PICHICIEGOS, de Fogwill

Lo que quiero es dejar aquí expresada mi frustración de que Fogwill se haya convertido en Rodolfo Enrique Fogwill, autor del frío y de editoriales corporativas, escritor de incontables novelas entumidas a falta de una voz. Rodolfo Enrique Fogwill fue Fogwill y no el publicista por una razón: el libro que decidió publicar cuando vivo.

A propósito de Franzen y las masculinidades narrativas actuales

Esta suerte de género que también esculpe el carácter de narrativas más cercanas a nuestras latitudes se presenta, por ejemplo, en obras como las de Alejandro Zambra, Matías Bize o Gepe. En estas narrativas, los hombres también operan como síntoma de una incertidumbre mundial y son –de igual modo– los escuderos de una extinción venidera. La sociedad completa, con sus cambios y reformas aceleradas o con sus prejuicios sexistas, los desplaza; pero ellos presentan su inocencia frente a cualquier persecución. Nunca pretendieron ser machos, como se les achaca.

ORNAMENTO, de Juan Cárdenas

El ornamento del discurso de la mujer al centro de la decoración, de la retórica latinoamericana, deja de serlo a mitad de la novela y se vuelve la unidad elemental que reacomoda alrededor suyo el sistema, destruyendo así investigación, romance, mercado, trama y acceso a la conciencia auténtica del narrador, para no volverse amuleto y sí relación con quien considere que las palabras valen.

Hijas de huachos: a propósito de la maternidad en el país del caudillaje bastardo y la eterna transición

De niñas –lo supimos antes de leer a Montecino– la rebeldía a asumir lo masculino en tanto hombre y lo femenino en tanto mujer-madre hizo lo suyo en nosotras. Nuestra rebeldía a esa inequidad siempre estuvo ahí. Nuestro ser mujer no era equivalente a ser esposas. Ese precepto nunca lo confundimos. Lo que perdimos –después de ver la partida de nuestros padres cual protectores de un fuerte ya derruido, después de ver acto tras acto fallido de los próceres de nuestra sociedad…

Un mestizaje siniestrado en la Patagonia: Martín Cerda

Los megapatagones no sólo tenían su propio sistema de la moda, grado sumo de civilización para Restif, para Barthes y –proyecto yo– para Martín Cerda asomado por la ventana en Puerto Natales, frente a la vastedad inhumana del horizonte patagónico. También poseen una constitución nacional redactada de manera efectiva y resonante –no dejemos de pensar que al momento de la escritura de esta…

VERSIONES DE INTENTOS / ATTEMPTED VERSIONS, de Francisca Villela

Este libro le tiene mala voluntad a ese impulso histórico, archivístico, memorialista, de diseñar un futuro en la página siguiente, cuando el mismo apretujamiento de objetos seductores, parciales, recatados –su sentido minimal–, que fue apenas creciendo y llenándose de palabras –prístino, limpio, libre de polvo y piñén–, estalla en la doble página, la ocupa completa y muestra explícitamente sobre el mármol objetos, materialidades hechas de plástico, de petróleo, esa materia que es finalmente una trasmutación comercial del cuerpo antiquísimo de animales y árboles.

POEMAS DE CHILE, compilación de Thomas Harris, Cristóbal Joannon y Floridor Pérez

Porque estos poetas honran cánones morales como la hegemonía de una masculinidad-patria que, en el contexto contemporáneo de pugnas en la noción de logos social, logra imponerse sobre la proliferación de singularidades “alternas” que deconstruyen las ideas de comunidad nacional. El único fruto perenne ante el embiste de la historia y la naturaleza –a través del escatológico mundo representado- sería la viril hegemonía de este prócer patrio…

Un crimen perfecto: a propósito de Alias el Rucio

En el actual escenario el escritor, y como sombra algunas veces molesta la escritora, carece de un lugar sólido como referente social que no sea el chisme mediático o la ocasional mención winner que el sistema celebra. Mónica Ríos, novelista y crítica literaria, reside en Nueva York, un intenso e interesante centro metropolitano pero que, sin embargo, forma parte del país no solo del famoso pato Donald sino además del empresario Donald Trump…

EL MAL DE LA TAIGA, de Cristina Rivera Garza

Esa falta o falla, la castradura, le impediría a la vez llegar a la verdad, a dilucidar el misterio. Efectivamente eso es lo que aquí se hace manifiesto: la mujer encuentra pero no resuelve, no todo vuelve al mismo lugar, no se recupera la estabilidad ni ningún orden. La mujer que investiga es, entonces, una excusa para hacer correr la pluma, para mantener la apertura de la trama y que le escritura sea la trama en sí misma.

Por una pluralidad literaria chilena: el grupo Juan Emar (1923-hoy)

Juan Emar no es un autor chileno ni es el seudónimo de nadie. Juan Emar es la heteronomía de un grupo abierto de personas que escriben literatura desde el siglo XX en nuestro país meridional –un aglomerado de nuevos y constantes descubrimientos creativos, de colaboradores, de autorías tachadas, de editores y críticos que siguen construyendo libros por leer. Todos ríen cuando es el grupo quien habla.