RESEÑANDO EN LOS MÁRGENES (SEGUNDA PARTE)
1. Si en una reseña anterior (1) me refería al acto de no reseñar solamente libros que fuesen publicados por las editoriales expertas en el tema -en mi caso la poesía- ahora busco la posibilidad de seguir escarbando en otros vicios que ofrece el canon literario. La reseña, la crítica o el comentario, a veces inmersos en los medios de prensa, tienden a obedecer a criterios editoriales a la hora de elegir el objeto analizado. Por un lado se comenta el libro que llega a la redacción de la revista o del diario, por otro el que logra conseguir el crítico por gestión/súplica personal con los relacionadores de las editoriales. Aunque en algunas oportunidades surge el gesto autónomo de quien compra sagradamente sus textos en las librerías. Como sea, el escritor que se autoedita tiende a ser marginado de este círculo, no logrando ser difundido ni colocado en el mercado. En este circuito el verdadero escritor marginal queda al margen. Así, el dardo no va dirigido sólo al mercado editorial, que no edita ni difunde al autoeditado, sino que va hacia el crítico-reseñista-comentarista que no busca escrituras que surgen desde diversos lugares y se queda esperando que lleguen a sus manos los libros que le envíen ¿será así?
2. Tal como iniciaba y proyectaba mi reseña anterior, opté porque esta también tomara esa vía: una motivación y objetivo dual. Primero el acto de buscar poetas en los márgenes y segundo que sea al azar de mi rutina. En este caso, lo segundo llevó a lo primero, ya que el viaje de mis padres al sur hizo que estos llegaran a la casa de un amigo de ellos que desde años escribe poesía en Osorno. El poeta se mostró deseoso que lo leyera, por alguna mala fama que mis padres deben haber comentado de mí, lo que desembocó en que me enviara dos libros. Los recibí encantado (ni editoriales ni librerías, el propio poeta autoeditado los envió). Ya había escrito la anterior reseña y pensé que esta era la oportunidad de seguir con la segunda parte.
3. Permíteme ser parte de tu obra de Gabriel Venegas (2) es el gesto literario de un lector que se hace parte del texto leído, reescribiendo parte de la poesía de Gabriela Mistral y trasformándose en autor. Eso sí, el gesto no se enmarca dentro de una propuesta de reescritura intertextual implícita y acorde a los tiempos de intertextualidad. Por el contrario, el diálogo con la obra de Mistral y la estructura del libro es explícita y homogénea, además de conservadora. Se reconoce un tópico, un epígrafe de la poeta y un comentario del escritor que se repite a lo largo del libro. A esto se puede agregar que el libro se transforma en una especie de diccionario de tópicos de Gabriela Mistral, que van desde "Amistad" hasta "Voluntad", pasando por "Colaborar", "Convivencia", "Disciplina", "Esperanza", "Espiritualidad", "Lealtad", "Lectura", "Moral", "Vocación", los que van dando el tono de homenaje literario de Venegas. La elección de tópicos tiende a reconstruir una imagen de la poeta algo tradicional, apartada de lecturas actuales, por ejemplo, de género. Es que el mismo título del libro, Permíteme ser parte de tu obra, carga con una idea algo ingenua y poco iconoclasta al no tocar ni manchar el nombre de Gabriela Mistral. Esto se puede explicar por el peso espiritual de la escritura anterior de Venegas, la que se puede ver reflejada en Oraciones por esta calle a lo largo: "Hoy he puesto a la ofensa/ (la primera entre setenta veces siete)/ una mejilla". En estos versos, el tono se vuelve espiritual, conservando en ambas poesías la idea de homenaje que se inscribe de igual manera en una literatura dialógica, intertextual, en donde resuenan otros textos.
4. ¿Es pertinente analizar esta reescritura como poesía? Sin lugar a dudas, los comentarios de Venegas pasan a ser una prosa poética que trata de ponerse a la altura de la poeta. Por ejemplo, en el tópico "Lectura" el epígrafe de Mistral dice: "Tres cualidades busco en los textos: intención moral y a veces social; belleza y amenidad", a los que el poeta responde al final de su comentario: "La lectura nos hace capitanes y dueños de la embarcación en que navegamos", proyectando la idea del lector que aprehende la obra y la hace suya, permitiéndose parte de ésta.
5. La idea de rastrear títulos en los márgenes implica plena conciencia de la imposibilidad de dar con todas la frecuencias poéticas que pululan por ahí. Tal vez la poesía de Venegas no es la poesía de regiones por antonomasia -claramente no lo es- y mi elección está evidentemente condicionada por el azar que trajo el libro a mis manos. De esta forma, ¿desde donde se comenta el libro? ¿Qué reconstruye y aporta una lectura como la mía? ¿A quiénes omito cuando comento a otros? ¿Cuál es el verdadero gesto que se hace al reseñar o comentar un libro? Las respuestas son muchas, por ahora debo seguir comentando para ver si se desempolva algo de las escrituras escondidas. Eso es lo que creo.
PERMÍTEME SER PARTE DE TU OBRA. Gabriel Venegas Vásquez. Autoedición, 2005.