ANTIQUÍSIMAS ARMAS SILENCIOSAS
Desafiando la inercia editorial chilena, RIL reedita por primera vez en nuestro país la obra poética de la artista multifacética Cecilia Vicuña. Palabrarmas[1] viene a dar cuenta de manera evocadora de los inicios creativos de la autora y, al mismo tiempo, de la poética que ha sellado toda su carrera, donde las expresiones fecundas han apelado de manera persistente a los motivos del origen, el tiempo y la palabra escrita. En Palabrarmas se antologan cuatro instancias que son evolutivas y simultáneas ("Adivinanzas" de 1966, "Palabrarmas" de 1974, "Palabrir" y el apartado final "Incidir juntos en la unión"), a las cuales antecede el texto escrito para la presente edición "Di vida. Una reflexión en tres tiempos", que describe íntimamente el recorrido vivencial de las expresiones.
A pesar del silencio editorial y mediático con respecto a Cecilia Vicuña en nuestro país, por un asunto de fechaje y de míticas circunstancias no se ha dudado en inscribirla al conjunto de poetas dispersos que surgen en Chile a mediados de los 60, que más allá de sus oficios de escritores se aventuraron a alternar soportes y buscar nuevas maneras de significación poética y de experimentación. De aquí los conocidos vínculos con los poetas de la Tribu No y las referencias comunes con algunos visuales como Juan Luis Martínez o Guillermo Deisler, quienes encontraron en Oriente o en la América prehispánica, entre otros, importantes fundamentos de sus concepciones de la poesía como una manifestación cuyo oficio iba mucho más allá que la construcción de un par de versos. A pesar de ello, Vicuña lograría mediante su visualidad deslindar su territorio con un tinte peculiar, cuya preocupación exacerbada por el Tiempo la haría alejarse de los demás integrantes de esta "generación", quienes dedicaban un sinnúmero de expresiones a la cuestión espacial (pienso en el principio de desaparición o silencio que opera en Martínez -sin confundir con la noción de temporalidad trabajada por Lihn y Lastra en su Señales de ruta de Juan Luis Martínez– y en el tópico del territorio multicultural de Deisler, entre otros).
Palabrarmas expresa por sobre todo la insistente pregunta por el origen ancestral, y más allá, una respuesta hospitalaria en términos existenciales[2]. La autora va desenredando eso que puede ser llamado preguntarrespuesta a través de la palabra misma, que es el origen y es el soporte ("Primero vi una palabra en el aire/ sólida y suspendida/ mostrándome/ su cuerpo de semilla"), la cual se transforma en juegos primordiales que construyen tanto las adivinanzas como sus "palabrarmas" y su "palabrir", que son "una forma antigua de llegar a la realidad vacía al interior del hablar", y que en su ir y venir, y en su marca significante, posibilitan la búsqueda. Estas adivinanzas suceden al interior de una palabra cuyo espacio guarda el silencio y la asociación ("¿cuál es la playa del ser? el placer; ¿la pasión del compañero? la compasión; ¿qué está solito y guardado en el interior? lo insólito"). El "palabrarmas" se vuelve una segunda oportunidad de ver las palabras: labrar una palabra como única arma permitida ("men tira, tirar la mente/ ver dad, dar ver"). El "palabrir", por su parte, permite entrar en la palabra a través del juego etimológico, es decir, volver a tocar la creación. El fruto de esa inicial exploración hacia el origen será la valiosa Estética de lo Precario, que "se obtiene por oración"[3] y que se consignará como fundamento creador en su obra posterior Precario/ Precarious[4], de 1983.
Desde la perspectiva de su construcción como libro, Palabrarmas se ordena según los dibujos que la artista lleva a cabo con las palabras, las cuales sintetizan en su forma un canal paralelo de lectura, que da cuenta minuciosamente de la construcción del universo. Las palabras se disponen en la hoja como artefactos de significado que alternarán su posición, disposición o engranaje, preguntando y confirmando verdades universales que ridiculizan la arbitrariedad del signo lingüístico. La originalidad visual en la poesía de Vicuña gravita no tanto en la experimentación con nuevos soportes o formatos, sino en la creación de nuevas referencias a partir de la palabra misma, que -como grafica a través de una serie de mitos al final del libro- es una representación que nace junto a la forma humana, previo a cualquier otro elemento conocido. En los textos, esta forma alcanza total independencia, sin necesidad de buscar conexiones exteriores para la construcción de los mensajes.
El palabrar finalmente se convierte en sabiduría primordial y adelantada para los habitantes de nuestros tiempos, en cuyo marco Cecilia Vicuña sería una vidente a quien se le han presentado las palabras desnudas cierta noche de verano de 1966 en Santiago de Chile. Como tal, ella toma conciencia del carácter futurista de su mensaje y de la falta de preparación de los seres humanos para recibir lo que les quiere decir. Su residencia en Nueva York, núcleo y puente cultural, lograría situarla en el plinto necesario, desde cuya altura lograría señalar sin confusiones la mezquindad de nuestra sociedad actual:
"Tarde o temprano alcanzaremos
la conciencia del palabrar
la ciencia con, el saber compartido
que hasta ahora la injusticia y la explotación impidió"
NOTAS
[1] Tuvo una primera edición en la editorial El Imaginero de Buenos Aires, el año 1984.
[2] No es casual entonces que tanto Palabrarmas como varias de tantas otras obras de la artista abran sus páginas con la dedicatoria y el agradecimiento a los padres, que en último caso serán siempre los ancestros posibilitadores de la expresión ("A mis padres Jorge y Norma de Vicuña, los creadores del jardín del arte y la poesía"; "A Norma y Jorge, principales testigos y procuradores de la presencia"; "A mis padres que siempre escucharon la tierra").
[3] "Precarius is what is obtained by prayer".
[4] Precario/ Precarious. New York: Tanam Press, 1983.
PALABRARMAS. Cecilia Vicuña. RIL Editores. Santiago, 2005.