NINGÚN LUGAR SAGRADO, de Rodrigo Rey Rosa

LA CIUDAD MARAVILLOSA

 

ningn_lugar_sagrado001Una proposición inconclusa titula el último libro del guatemalteco Rodrigo Rey Rosa: Ningún lugar sagrado. Según nuestra gramática castellana tradicional, he aquí un sujeto en busca de un predicado, negativo, mudo o afirmativo. O varios sujetos: diez relatos de un yo que entra, bordea, o se aleja de la pureza. La pureza literaria, si cabe. La buscada sacralidad del título apunta, como siempre, a una forma de la eternidad, aunque paradojalmente esta forma sea una narración, que es discurso en el tiempo, palabra de lo que pasó. ¿Hay algo perdurable en un puñado de reseñas de videos de bajo presupuesto? ¿Algo permanece en los emails con que un preso propone un negocio al dueño de la prisión?

Rey Rosa logra el cruce entre las referencias desechables y el tramado de infinitas connotaciones. Mediante un estilo de fina lírica concisa cuenta la violenta ansiedad finisecular de esa Nueva York que estaba, literalmente, esperando su destrucción. Mi tiempo de lectura se agrega, agradecidamente, a los tiempos más o menos evanescentes del mundo narrado y a la preciosa permanencia de una escritura inusitada en el español, fragmentaria, política y corta, quizá una elegante extensión de la omniabarcante lengua inglesa. Gracias a un cuento, hoy por hoy perfecto, como lo es "La niña que no tuve", asisto al detalle de la fragilidad y el desamparo de la ciudad maravillosa, que ya experimenté en la contemplación de la caída de sus torres. Pero a la vez creo obtener una sensación contraria, inasible aunque cercana al atisbo del encabezado del libro. El narrador del cuento que da título al libro, en su confusa graforrea, confía en "algo, no sé, un espacio, donde todo cabe, donde todo se convierte en bueno".

 

 

 


NINGÚN LUGAR SAGRADO. Rodrigo Rey Rosa. Editorial Seix Barral. Barcelona, 1999.