LA GRAN HABLADA, de Carmen Berenguer

DEMASIADAS PALABRAS 

 

la_gran_habladaLa gran hablada parece, por momentos, hacer honor a su nombre. Demasiadas palabras en una buena edición que no parece justificarse por la calidad poética de los textos. Este libro, según indica el postfacio, antologa los tres primeros trabajos de Carmen Berenguer: Bobby Sand desfallece en el muro (1983), Huellas de siglo (1986) y A media asta (1988), publicados originalmente en ediciones pequeñas durante la dictadura. Reseñaré brevemente cada libro porque nobleza obliga; quizás algún lector se interese en este picadillo un poco indigesto.

        Bobby Sand es un personaje extraído de la historia de Irlanda, que murió durante una huelga de hambre. El poema se divide en los días de la huelga (no todos; por ejemplo, el primer poema no señala día alguno, el siguiente se titula "undécimo día", el tercero "Día 13"), y los fragmentos están diagramados variadamente, a menudo con versos oblicuos o verticales. Semejante disposición no parece indicar la liberación, sino el delirio del hambre y la angustia, pues el poema final ("He plantado ya la bandera/ de Irlanda en los acantilados/ libre mar de mi celda") tiene los versos dispuestos de la forma habitual. Dista de ser un poema memorable, salvo por hallazgos como "Día 31", al final de una página, sin versos a continuación; o "Día 34, anochece."

        "Huellas de siglo" comienza con una larga dedicatoria a diversos amigos, enemigos, lugares y personajes, que quizás sea lo más ingenioso del libro. Los temas de la muerte, la violencia, el sexo y la ciudad de Santiago se repiten entre versos que quieren ser fuertes, pero resultan predecibles y no demasiado originales ("Desnudóse la calva/ Contorsionando las caderas/ Gimiendo/ Sus tetas negras […], 68) y juegos de palabras más bien mediocres ("Atacama Ata-cama Ataca-ama des-sierto/ Cierto-ama-Ataca-ama amor", 56). El poema que da nombre al libro es una colección de pequeños poemas de dos a cinco versos -que nada tiene de haikú, aunque en estos tiempos se le llame así a cualquier poema corto- bastante irregulares. El género del poema breve es difícil de desarrollar sin caer en un ingenio un poco basto (si no, pregúntenle a Parra, que sin embargo tiene grandes momentos). No sé si Berenguer sale airosa del asunto. Escribiré uno o dos aquí: "Y al séptimo día/ creaste al hombre/ a semejanza tuya/ y son millones de ediciones" (77). "Qué gran maraca es la guerra/ Obligada a fornicar:/ es el hombre quien paga" (78). No me dan muchas ganas de comentarlos.

        "A media asta" lleva un epígrafe de Jeremías, el profeta del llanto, que dice mucho del contexto histórico del poema -sobre todo, considerando el título. Poemas de lenguaje coloquial, sobre la violencia, la violación, el exilio: los retazos de un país dolido quieren transitar por estas páginas (y una frase así de manida y cursi se me ocurre por asociación). Versos en mayúsculas y, por si queda alguna duda, un caligrama con la bandera de Chile (S.O.S. repetidos en lo que serían el blanco y el azul, líneas de lenguaje feroz, coprolálico y dolido sin espacios entre las palabras en lo que sería el rojo). Como texto de denuncia, bien. Además hay personajes -Verónica, la Emperatriz Carmela, la expatriada pordiosera Raimunda, una tal Carmen- y alusiones a lugares de Santiago, como el café Haití. También a personajes de la literatura universal -Julian Sorel, Madame Bovary, Julieta. Es decir, un libro dirigido a un lector ideal bastante acotado: semiculto, chileno, ojalá santiaguino, de buen estómago y en una situación histórica determinada.

        Los libros, juntos o por separado, resultan -por decir lo menos- chocantes. Supongo que Carmen Berenguer, quien dijo en alguna entrevista que "la poesía es un crimen" se sentiría satisfecha (a menos que la satisfacción sea un sentimiento demasiado burgués) al leer un juicio semejante. Su libro, texto urbano y feminista que mezcla beat y antipoesía (estilos que sienten una mutua simpatía), se respalda empero en un discurso bastante burgués -el de lo políticamente correcto- que un vocabulario monótonamente fuerte no consigue opacar. Leer un poema de este libro es haberlos leído todos -este lugar común no refiere aquí sólo las obsesiones del autor, que por el hecho de serlo insisten en temas y formas, sino también lo reiterativo que el texto resulta en conjunto.

 

 

 


LA GRAN HABLADA. Carmen Berenguer. Editorial Cuarto Propio. Santiago, 2002.