INCURSIONES, de Carla Cordua

APROXIMACIONES A LO VERDADERO


En el diccionario de la Real Academia de la Lengua una incursión consiste en “invadir territorio enemigo con un fin específico, sin pretender ganar el territorio, y tras el cual la fuerza atacante vuelve inmediatamente a territorio amigo”. Coincidentemente, los escritos de Carla Cordua que se agrupan tras este título rozan ciertas ideas sin llegar al lugar donde el pensamiento se agota, pues justamente lo que le interesa a la autora es dar un paseo por diversos asuntos sin profundizar de manera acabada en cada uno. Incursiones es un recorrido que al final del día vuelve al punto de partida.

El oficio de la filosofía de la autora decanta en los veinte ensayos que contiene el libro, textos que no se apropian de las materias de manera absoluta, sino que simplemente nombrar los acontecimientos, entregan imágenes, esbozan realidades y no por ello menosprecian la profundidad. La iniciativa de aproximarse a muchos asuntos –muy distintos entre sí– tiene como resultado ensayos que, tanto en consistencia y entendimiento, están abiertos a todo lector que simpatice con su modo de escritura.

El libro está dividido en tres partes: “Hilos de la trama”, “Sin separar vivos de muertos” y “El rumbo de las cosas”. Los primeros dos tratan sobre cuestiones estrictamente literarias, por lo mismo complejas en su forma y fondo. En “Conocimiento del otro”, texto que Cordua escribió para conmemorar los cuatrocientos años de la publicación de El Quijote, lo que importa en la interpretación es la penetración psicológica de una autora con respecto a ciertos personajes. La idea de conocer al otro íntimamente hace abrir nuevos campos de reflexión en torno al progreso del conocimiento, lo que puede acabar –como en el caso del Quijote y Sancho– en indiferencia absoluta: por conocer demasiado al otro han perdido la capacidad de escucharse, entretenerse, sorprenderse.

La segunda parte consta de ensayos literarios sobre filósofos tan diversos como el contemporáneo Peter Sloterdijk y los más tradicionales Edmund Husserl, Jean-Paul Sartre y Martin Heiddeger. Lo cierto es que, a pesar de que no llama la atención la capacidad de Cordua a la hora de entender procesos y pensamientos tan especializados, sí sorprende la capacidad de comunicarlos que posee; este libro está concebido como una compilación de ensayos, ponencias, conferencias y textos de opinión publicada en prensa, lo que señala que el mérito de la autora es hacer llegar discursos complejos y habitualmente cerrados a la cotidianidad del público.

La tercera parte de este libro escarba en cuestiones más asequibles, dada la forma de las columnas periódicas que Cordua publica en la prensa. Llama la atención el ensayo “Filosofía y literatura”, donde discute una idea que parece de otro tiempo –aunque no su carácter de verdad–: que ambas disciplinas van de la mano, se necesitan y se retroalimentan aunque no sean equivalente. Un ejemplo de esto –de los muchos que cita– es el diálogo que mantuvo Heidegger con Hölderlin. El filósofo concibe la poesía como una nueva manera de abordar el pensamiento, mientras el artista necesita del filósofo para desentrañar oscuridades de su propia obra. Es interesante también que Cordua salte de problemas como el anterior a cuestiones de contingencia, como la situación de la mujer en la cultura o la posibilidad identitaria de lo chileno, con respecto a lo cual invita a “imitar la autonomía que los otros practican, imitarlos en donde vale la pena e ignorarlos donde pretenden emitir influencias subyugantes”.

Ya al presentar un anterior libro suyo, Partes sin todo, Cordua se refería a un impulso que la llevaba a escribir sin ocuparse de esa generalidad a donde los problemas complejos suelen conducirnos. Lo mismo ocurre con Incursiones, donde la escritora se asoma a ciertas certezas desde una modestia que asombra, pero que ilumina los hallazgos.

 

 

 

 

 


Incursiones. Carla Cordua. Ediciones Universidad Diego Portales. Santiago, 2007.