La lectura estimulada visualmente es una práctica que data desde las posibilidades dadas por la imprenta, en que las ilustraciones -incitando y poblando la imaginación del lector- se transformaron en un objeto fruitivo: un excedente de la escritura. Por lo mismo, la visualidad se convierte en un trabajo que riñe constantemente con la escritura; dos formas y códigos de representación que se disputan la atención del lector con el fin de lograr la adecuación entre ambas. El cómic ha hecho otro tanto, marcando toda una generación de lectores a través de una forma de recepción más expresiva en el juego de ida y vuelta constante entre imagen y palabra, en esta ilusión de imagen en movimiento, emulación cuasi real -a través de palabras e imágenes- de la acción. El cómic porno -cuyo mayor representante es Manara- es uno de los gigantes de la representación en este formato; la palabra es un quejido sugerente, nutrido por imágenes que superan o satisfacen las expectativas -dependiendo del interesado lector, dispuesto a entrar en dichas placenteras ficciones-, imágenes amorfas pero a la vez muy definidas respecto de lo que se pretende encontrar en ellas. El erotismo, por su parte, no pretende hacerle la competencia al porno; universo potencial en sí mismo, en que la sugerencia sexual solicita el compromiso del receptor, quien fascinado se invita a participar de esta -su- aventura.
Una selección de poemas eróticos de Rojas, Bertoni, Silva Acevedo y Anguita, acompañados de ilustraciones… A primera vista Versos desnudos parece interesante. Pero aquí se hace imposible no hablar de los contextos técnicos en los cuales nos desenvolvemos; el juicio de valor -estético- recae justamente en la calidad y la sugestividad de las ilustraciones, a partir de las cuales en ocasiones da la sensación de estar hojeando una revista femenina de suplemento. El trabajo de selección de Selene Deva Podolny, tiene como excedente sus ilustraciones. La selección de poemas propone un ordenamiento según el principio, medio y fin del acto amoroso. Un antes de preámbulos, de incursiones táctiles a cargo de Rojas, de deleite visual por parte de Silva Acevedo y éxtasis onanistas con Bertoni. «Musa Araña» de Silva Acevedo hace estallar el durante en una aceleración rítmica, para terminar con esa «Ronca Musa Araña Ave del Paraíso», mientras las imágenes acompañan con el rojo intenso de la cabellera de la dama; pareja de amantes que responde al prototipo modélico de las figuras pop-mass de los jóvenes esbeltos y agraciados, claros representantes de «nuestra idiosincrasia, tan propia y peculiar…». Y el después: una oda a la mujer, una exaltación al placer o un Rojas asaltado por el asma-amor cierran el volumen, abandonándonos en este estado de voyerismo escriturario.
La selección y ordenación es sugerente, al igual que el hecho de proponer el erotismo como tema de este producto/ obra/ pieza, sobre todo considerando que la poesía, en su cualidad intransitiva, de intensificación de la palabra y utilización del lenguaje, permite crear una nueva representación de lo erótico como un lenguaje que goza de una vasta tradición, y que, desde San Juan de la Cruz con sus Cánticos espirituales, ha señalado uno de los más sugerentes caminos en la representación y la vinculación de la experiencia amorosa (espiritual y divina en la mística) como placer -sexual- y su expresión corporal. Como la mosca de Ovidio, el erotismo está culturalmente presente y se mete en todos lados, recorre los cuerpos hasta en sus más recónditos escondrijos. Y hablando de nuestra idiosincrasia, todavía a gran parte de ella le hace falta incorporar o reconciliarse eróticamente con el mundo; tal vez una manera sea a través de una selección de inquieta poesía desnuda ilustrada, aunque sólo nos atraiga fugazmente.
VERSOS DESNUDOS. Selene Deva Podolny. Editorial Cuarto Propio. Santiago, 2006.