VARIACIONES BÉLICAS / ESPACIOS MÉTRICOS, de Amelia Roselli

UNA IDEA MÁS RÁPIDA QUE LA LUZ 

 

variaciones_blicasAquí hay un libro de poesía que se comprende. Cuenta Giovanni Giudici la primera conversación que sostuvo con Amelia Roselli, en el prólogo a este poemario, prólogo que es al mismo tiempo eficaz presentación, cariñosa dedicatoria y metódica exégesis de la autora italiana: "durante mucho tiempo guardé en la memoria el modo en que ella había pronunciado la palabra "poemas", casi haciendo fuerza o deteneniéndose en la "p" inicial, por una dificultad o hesitación fonética. O, tal vez, por una clase de pudor, si no de cierto descuido hacia la cosa, o la institución, llamada poesía". El poeta más recordado -el artista, la persona- sería aquel que no intenta cuidarse; es decir, que rechaza proteger su oficio o las instituciones que lo resguardan.

            En Espacios métricos, la pequeña poética que se incluye al final de esta edición, Amelia Roselli escribe que el oficio del poeta es dudar de la cosa llamada poesía. Ni siquiera hacerlo todavía de la poesía como institución, como discurso que muchos consideran sagrado y que los que no lo creen así manipulan en nombre de esa misma sacralidad, sino de la materialidad misma de la escritura. ¿Cuál es la relación entre la música y el pensamiento? La poesía, dice Roselli. Si el pensamiento se construye de oraciones y la música de sonidos, un poema se conforma de unidades rítmicas con expresividad semántica: la palabra "como idea abstracta y concreta". Todo buen poeta, entonces, tiene que ejercitar la reflexión y el oído, que son sus materiales de trabajo. Según Roselli, el verso libre de la poesía moderna no permite establecer pautas rítmicas para acostumbrar al lector a la regularidad y el quiebre necesarios en la comprensión musical. Pero tampoco es posible volver al soneto del siglo XIV, porque la realidad contemporánea es extremadamente "pesada, y ninguna forma puede contenerla".

        ¿Cómo, entonces, integrar ritmo poético y experiencia actual? Amelia Roselli acude, en Variaciones bélicas, a la máquina de escribir -hoy se habría sentado al computador- para componer bloques homogéneos de texto lírico, donde cada verso tiene la misma duración y las palabras y la puntuación son escogidas de acuerdo al ritmo constante del poema. "Escribiendo a máquina puedo quizás por un momento seguir un pensamiento más rápido que la luz", comenta. Así, sobre el tempo preestablecido de esos especies de pentagramas textuales que aparecen en Variaciones bélicas, la voz poética va improvisando su discurso de apelación al Tú divino, su pregunta a la presencia bondadosa de Jesús sobre los horrores que habitan en el mundo y en el interior de la misma voz. Ahí, en esa contradicción entre el deseo de armonía y la imperfecta comunicación de ese deseo, la construcción rítmica de los poemas de Amelia Rosselli rompe su norma y se abre a repeticiones de palabras, a lapsus linguae, a torceduras y encabalgamientos. Entonces esta cosa de lenguaje difícil se llama poesía: cuando en su ritmo inmejorable los destiempos, las incorrecciones profundizan la belleza, como una imagen musical de la pregunta que Roselli le hace a Dios sobre cómo es posible el mal en un mundo bueno o viceversa.

 

 


VARIACIONES BÉLICAS / ESPACIOS MÉTRICOS. Amelia Roselli. Traducción de Luciana Zollo. Editorial Melusina / RIL Editores. Santiago, 2002.