UN CRISTAL, DOS CUENTOS, UN CARBÓN
¿Qué es cristal y qué es carbón, más allá de la piedra? Lo cristalino reúne dos cuentos escritos por el argentino Rodolfo Fogwill con veinte años de distancia -Lo cristalino y Help a él-, reunión que desde una primera lectura se plantea como una extraordinaria comparación entre el valor cristalino y el valor oscuro de la narración literaria; reunión de la historia de un pintor que no puede ejecutar el cuadro con que ha soñado y de la historia de un empresario que se pregunta qué cambiará alrededor suyo después que muere su amante.
Pareciera cristalina, evidente, la hipótesis que Fogwill propone en cada uno de estos relatos, y también el criterio editorial que los reúne: el arte (la literatura) es la búsqueda de un objeto exterior -la pintura soñada, la amada Vera- que sin embargo está dentro de quien busca, aunque sólo se pueda llegar desde afuera. Con valor cristalino u oscuro me refiero a cuando alguien dice "no entiendo lo que me estás contando", a lo que los profesores de poesía llamaron opacidad del lenguaje, pero realmente quisiera terminar hablando de la pureza y la tiniebla, de eso tan nebuloso y de sentido común y ético y melancólico que no deja vivir, o que simplemente es vida o muerte. La gracia de la literatura es que arruina hipótesis y apariencias para terminar siempre relatando otra cosa. Entonces ambos cuentos terminan cruzándose: "Lo cristalino" -el primer cuento- nunca describe el cuadro que el pintor quería hacer, es decir su anécdota más nítida, y se difumina en decenas de anécdotas incompletas de toda clase; Help a él -el segundo- se mueve progresivamente desde la descripción del entorno del protagonista hacia sus percepciones, deseos, emociones, en fin, hacia su interioridad, y este moviendo sin embargo aclara casi todo sobre Vera, su vida y su muerte. Ambos relatos llegan a un punto de resolución parecido, a una región narrativa de cruce, donde la descripción exterior -lo cristalino- se vuelve interior -lo oscuro-, así como el interior de ambos protagonistas se hace objetivo por la narración secuencial del aparente caos de sensaciones y recuerdos.
Afirma uno de los personajes de Lo cristalino que "al parecer, los chilenos vivían empecinados en quemar leña y carbón". Que el smog y la bruma de las ciudades chilenas sea una expresión del combate de una civilización contra el frío y la atmósfera se pierde también en la bruma del mismo crucero donde el personaje hace esta reflexión. Igualmente, las descripciones del encantador patetismo de las antiguas familias aristocráticas argentinas que emparentan tanto la voz del narrador de "Help a él" con Bioy Casares (aunque también con Onetti, en su detalle melancólico) se pierden en su final delirio de hongos, vísceras y lubricidad. La amplitud y complejidad de objetos abordados por los cuentos de Fogwill hace que cada uno de ellos -la reflexión sociológica, la cita cultural, la descripción realista, la filosofía, la escritura del deseo, la mezcla entre crítica literaria y dedicatoria, el lirismo y la elegía- brille nítida y centralmente por un momento, el de la lectura, como si se tratara de la tesis del cuento, no obstante pronto se pierde en el fondo del relato, acumulándose. ¿Qué es cristal y qué es carbón de la literatura según Fogwill, qué deja ver lo que está afuera del relato y qué se consume con su calor, oscureciéndolo y ensuciándolo? "Un desdichado que ante cada evidencia de la obra oye el crujido de la madera de su sillón al recostarse para dejar que corra el tiempo y alivie la inminencia del tiempo".
LO CRISTALINO. Rodolfo Fogwill. RIL Editores. Santiago, 2003.