EL EJÉRCITO DE UN HOMBRE SOLO, de Moacyr Scliar

NOVELA SOBRE EL FIN DE UNA UTOPÍA

 

el_ejrcito_de_un_hombre_soloLa novela de Moacyr Scliar, El ejército de un hombre solo reconstruye el fulgor comunista que es eje de la vida de Meyer Guinzburg también llamado Capitán Birobidján, protagonista de esta novela. En esta historia sueño, locura y fracaso se entretejen y se convierten en la crónica de la extinción de la utopía y de la corrupción de esos principios que llenaron la juventud. Es extraño que Lom haya publicado una novela que, en vez de ensalzar a sus héroes, los ponga en una situación incómoda para el lector, quien está obligado a sentir compasión con el patético correr de los años de este mártir de sus propios sueños. Tal vez la respuesta se halle en el año en que originalmente se publicó la novela, 1973, año emblemático para la ideología de izquierda en el cual fracasó esa "pequeña locura" de ser el único gobierno comunista democrático.

        Sin embargo, ya en el 2003, la crónica del Capitán Birobidján toma otro sentido, pues el estilo grandilocuente en la cual el autor desarrolla los pensamientos de su personaje -en concreto, utilizando las formas del discurso de propaganda comunista como "No pasarán" o "Aquí comienza la construcción de una nueva sociedad" para nombrar acciones nimias- revela el rostro de un niño que aún no ha madurado y se deja engatusar por una publicidad mal digerida. Es, entonces, la historia de una lucha inútil para sublimar la rutina de la floja vida cotidiana, estableciendo así un paralelo entre el Capitán y los que corremos a la par con estos años.

        Scliar narra la vida de un immigrante ruso judío al Brasil partiendo con su muerte. El conflicto se establece entre el nuevo hogar, el pasado familiar judío y la nostalgia por la efervescencia revolucionaria que existía en los años en que el pequeño Meyer Guinzburg abandona Rusia con su familia. La obsesión de comenzar una Nueva Birobidján, es decir, una comunidad judía con ideales comunistas que imiten aquella primera Birobidján que se planeó en Rusia, está relacionada con un terreno en Beco do Salso a través del cual ha adoptado, sin saberlo, el funcionamiento del pueblo judío con la tierra prometida. Ante tal paralelo, este territorio sólo logra albergar sueños truncados: la primera vez son cuatro jóvenes cuyo ideal de crear una nueva sociedad termina con una riña amorosa. La segunda vez, el Capitán Birobidján como un Zaratustra venido a menos, se instala con la Compañera Gallina, el Compañero Cerdo y la Compañera Cabra a izar todos los días la bandera, leer La voz de nueva Birobidján y a someterse al tribunal del pueblo, solo en su zoológico que él feliz acepta como su hogar. Cuatro años después, es la sede para la recreación de los empleados de la constructora de Meyer que ha cedido ante el orden burgués. Finalmente, se transforma en un asilo de ancianos donde un Meyer que mezcla las antiguas ideas con su orgullo burgués termina haciendo una revolución en contra de la vieja autoritaria que los cuida. Es este devenir del sueño del Capitán Birobidján lo que lo convierte en un ser trágico a la vez que patético.

        Revolución toma otro sentido en la vida del Capitán: es rebelarse contra la ascesis del padre, quien alguna vez quiso ser rabino, contra la enseñanza de las Escrituras, contra la monotonía rutinaria, contra la economía burguesa y contra la satisfacción en las cosas pequeñas. Su vida se construye a partir de la vivencia íntima de sus ideales que se concretan en unos seres enanos de no más de dos centímetros que ostentan las caras de, por ejemplo, Stalin y Rosa de Luxemburgo y que juzgan sus acciones en cuanto sean coherentes con su pensamiento revolucionario. Por el contrario, las mujeres en la vida de Meyer tienen la función de traer a tierra al Capitán: la grandilocuencia con que Meyer pone en funcionamiento su vida se ve sucesivamente opacada por la insistencia femenina -su madre, su esposa, su amante- en la comida, siempre con un enérgico "Come".

        Nueva Birobidján se aleja cada vez más de su sentido original y se transforma en fórmulas vacías y en actitudes aprendidas a partir de una propaganda mal digerida. En ese episodio final en el asilo, luego de la revuelta van quedando cuatro viejos indefensos y mañosos haciendo eco de la primera vez que cuatro jóvenes fueron a jugar que planeaban una nueva sociedad. Es un círculo satírico, donde las ideas de progreso pertenecientes al discurso que Meyer busca resguardar son cada vez rotas por la risa del andar cotidiano.

    A medio camino entre novela y crónica, la prosa nostálgica de Moacyr Scliar se acerca a los sueños truncos de este hombre; mediante un narrador indulgente nos muestra cómo las generaciones posteriores juzgan duramente la figura del Capitán Birobidján: éste viene a reflejar la parte más degradada de los grandes sueños y la corrupción de los ideales en las palabras repetidas hasta el cansancio.

 

 


EL EJÉRCITO DE UN HOMBRE SOLO. Moacyr Scliar. Lom Ediciones. Santiago, 2002