EL ARTE DE ENSEÑAR A ESCRIBIR, de Mario Bellatin, coordinador

ESCRIBIR SIN ESCRIBIR SIN ESCRIBIR SIN ESCRIBIR

 

 

 

¿Se puede aprender a escribir? Semejante pregunta pareciera tener sólo una respuesta, la de los papas medievales, que paradójicamente los franceses de la ilustración establecieron como verdad irrebatible: el conocimiento es un libro. Una sola respuesta –la de Montesquieu– para doce años de escolaridad y cuatro de licenciatura universitaria: “es necesario haber aprendido mucho para llegar a saber un poco”. Sin embargo, es sabido que Sócrates no quiso anotar una sola letra; que Jesús escribía con una varilla signos en la arena, y que el viento los borraba. Para bien o para mal, el siglo XX se encargó de que los escritores que creían descifrarle el mundo a los ignorantes en sus páginas –todavía algunos los llaman vates o intelectuales– hicieran el ridículo; despojada la palabra de su capacidad de construcción social, algunas escuelas de literatura siguen hablando desde ese despojamiento, mientras otras capitalizan el hecho de que los usos mezquinos del lenguaje no se agotan: lo que ayer se llamó propaganda hoy se llama marketing. Mario Bellatin, en cambio, se propone fundar en la ciudad de México una escuela donde se responda a la pregunta con otra pregunta: ¿qué es la escritura?

        En la propaganda económica el escritor será quien posee una destreza escasa, por lo cual tendrá que recibir millones, veneración y publicidad (como un deportista), mientras que en la ruina de la sociedad el escritor será una reliquia para el museo del heroísmo (en el mejor de los casos). En virtud de la enorme cantidad de cartas electrónicas que redactamos hoy, uno podría imaginar que todos somos escritores, y que en ese proceso se puede llegar a cumplir el programa de la Escuela Dinámica de Bellatin: que las personas aprendan “a leerse a sí mismas”, que si el mundo efectivamente es el texto de los antiguos griegos, judíos, medievales e ilustrados, podemos realizar una forma coherente. Y entender por qué en Chile –a diferencia de México– profesor y maestro son dos palabras diferentes.

 

 

 

 

 


El arte de enseñar a escribir. Mario Bellatín, coordinador. Fondo de Cultura Económica / Escuela Dinámica de Escritores. México, 2006.