DESDE AQUÍ, de Luz Chuaqui

TONOS MENORES A PESAR DE UN ERROR EDITORIAL

 

desde_aquToda labor escritural debe librar feroz batalla contra sí misma para mantener su sutileza. Y cuando la historia misma escenifica la fragilidad, constituye un triunfo que sea escrita de un modo delicado. Pero entonces arremete un tratamiento editorial o una lectura gruesa, oficiosa, que relaciona insistentemente los matices estéticos con casilleros científicos. En el caso de Desde aquí, segunda novela de la chilena Luz Chuaqui, el esmerado trabajo de lenguaje con que son narrados los fragmentos de historia familiar de la pequeña Eloise se simplifica con un diagnóstico científico de buena voluntad que perpetran los textos introductorios. Estos psico-fanáticos nos quieren arruinar la sorpresa de una buena novela. Es un error editorial rodear a la literatura  de informes médicos.

        El innegable interés de esta forma literaria, autónoma en su construcción y contenido ficticio, es reducido a documento terapéutico. Pasa de literatura a bibliografía psiquiátrica. A partir de la primera página del deplorable prólogo de Ana María Güiraldes se anula la labor del lector, que es entender por sí mismo las claves del discurso disgregado de Eloise, no asociarlas de inmediato a una patología. Como lector de una novela, no necesito estas reseñas de contratapa donde dos especialistas declaran su ignorancia literaria. No quiero que me lleven fuera del relato hacia la ciencia u otro saber, sino guardar el silencio suficiente para ir más adentro de Desde aquí. Por eso, y no por falta de tiempo, nadie lee solapas e introducciones.

        El interés de la novela en sí misma tiene que ver con la inesperada armonía que surge entre la interrupción narrativa propia de las viñetas que la conforman y las pequeñas variaciones que se suceden en las originalidades íntimas de la niña Eloise. El contrapunto musical es sugerente en toda la novela, y su lenguaje no cae en la tentación de la hipérbole, que volvería ininteligible el relato. Lamentablemente, el transcurso de la historia cede, con el avance de las páginas, ante los lugares comunes de la psicopatología. No obstante, el discurso externo a la protagonista la aborda con prolija insistencia para lograr, si leo bien, un efecto flaubertiano de subjetividades -obligaciones- compartidas entre narrador, personaje y lector. Y esto no es poco. El precioso principio de relato interior de Virginia Woolf es visitado por la sutileza y el asombro particular de los fragmentos. Se trata de una novela chilena que desea el tono menor, y ese es su mérito.  

 

 


DESDE AQUÍ. Luz Chuaqui. Editorial Cuarto Propio. Santiago, 2001.