UN EPISODIO DE ESCRITURA Y ÉCFRASIS: AIRA Y RUGENDAS
Fechas, nombres, datos biográficos: las primeras páginas del breve libro de Aira –Un episodio en la vida de un pintor viajero-, sobre un momento en la vida de Johan Moritz Rugendas, comienzan de estricto acuerdo a las normas del género novela-histórica-de-viajes. Se trata de un recorrido del famoso pintor junto a un amigo por la cordillera hasta Mendoza y de allí a la pampa. La pintura de Rugendas pretende dar cuenta de la naturaleza misteriosa y opresiva de los cruces cordilleranos y de las llanuras argentinas. A medida que el libro avanza, esa naturaleza que inflige su monstruosidad y su belleza exige al pintor nuevos procedimientos, otro estilo para dar cuenta de esa otra tierra que lo enfrenta. Estamos, parece en un primer momento, frente a un libro que interroga, sin responder, pero ordenadamente, sobre los lazos entre pintura y naturaleza: una novela que quiere dar cuenta de las respuestas que las imágenes pintadas pueden dar a las imágenes vistas, y elude hacerlo.
El territorio de César Aira, sobra quizás decirlo, está en el borde afilado de lo cotidiano llevado hasta la exasperación, o hasta lo grotesco. Aira ha hecho hasta de sí mismo un personaje delirante -por ejemplo, en Cómo me convertí en monja-: no es de extrañar que también la figura de Rugendas adquiera sorpresivamente el contorno de una pesadilla. Un accidente en la pampa puede ser el comienzo de una existencia nueva, una identidad diferente, otra manera de percibir una realidad que se escabulle desde el momento en que parece sugerir sus aperturas, sus fisuras. El intento primero de reflexionar sobre las relaciones entre el arte pictórico y el mundo se torna -o más bien, crece hasta abarcar- en una reflexión en torno a las posibilidades de la escritura y de las relaciones humanas. No acumulo estas entradas de lectura por azar: en Un episodio en la vida de un pintor viajero, el deseo de dar cuenta de las imágenes de la pintura, la historia, el sufrimiento, el discurso literario, el conflicto identitario, las relaciones humanas, la naturaleza de la realidad, se cruzan y permean en un brillante caos entregado por la estructura perfecta de la novela, sin otorgar un espacio donde el análisis del texto pueda situarse cómodamente.
Difícil decir, entonces, cuál de todas estas formas de leer el libro constituya la más precisa: esta brevísima novela de narración acotada, de pocos personajes, de acción precisa, resulta movediza e inaprehensible como un mosaico tembloroso, como si del écfrasis de un cuadro en movimiento se tratase. César Aira dibuja un trazo perfecto, imposible de cerrar o de seguir en todas las direcciones que sugiere, lleno de posibilidades feroces y, en tanto que reflexión literaria, al borde de un silencio que tampoco se puede decir.
UN EPISODIO EN LA VIDA DE UN PINTOR VIAJERO. César Aira. Lom Ediciones. Santiago, 2002.